3 de junio de 2011

Épica victoria de Dallas para empatar la serie

Nadie en el American Airlines Arena podría creerse lo ocurrido en el partido de ayer, los había sorprendidos, los había indignados, los había enfadados con su equipo o con su entrenador, pero todos callaban, reinaba el silencio. A falta de 7 minutos para acabar el partido, Wade encesta un triple desde el lateral de la cancha, 15 puntos de diferencia y máxima ventaja para Miami. Los comentaristas aceptaban el triunfo y debatían ya los posibles cambios de Dallas para los próximos partidos, los aficionados saltaban, gritaban y se frotaban las manos. Las apuestas eran claras, Miami gana de calle.

La historia puede ser a veces muy injusta con las cosas que depara, y sin embargo, al mismo tiempo muestra un sentido del equilibrio que al final pone a todos en su sitio. Solo hace falta esperar. Ayer el destino quería que Dallas ganara, y de forma inexplicable, todos los factores posibles se pusieron de cara. En 6 minutos de baloncesto estelar y con una de las actuaciones más épicas que se recuerdan en unas finales de la NBA, el equipo tejano se puso el traje de espartano para darle la vuelta a un marcador imposible. Los jugadores y el entrenador se lo creyeron, y allí estaba el destino para reparar el pasado.

Y sabiendo lo que ocurrió, surge la pregunta... ¿Cómo es posible que sucediera esto? Lo primero de todo, Dallas no se rindió en ningún momento, y al verse tan abajo en el marcador, se sacaron la presión de encima y se empezaron a jugar como ellos saben. Al ponerse el balón en movimiento, todos los jugadores se comportaron como autenticas estrellas. Cuando no tenían la posesión, defendían con una increíble intensidad y obligaban a Miami a tirar desde muy lejos. Cuando atacaban, Nowitzki se convertía en la pieza central del sistema, sus compañeros y el cuidado trabajo táctico de Carlisle dieron mucha libertad al jugador franquicia, que se convirtió en el ejecutor del partido.

Y cuando mejor jugó Mavericks, peor lo hicieron los chicos de Heat. La dolorosa derrota sufrida ayer, debe servir para aprender una lección muy importante: los partidos de baloncesto no terminan hasta que acaba el tiempo reglamentario, y hasta entonces todo es posible. Lebron, Wade y compañía se olvidaron de eso, y dejaron al rival reventar un partido que tenían controlado en 7 minutos. El equipo tomo malas decisiones en ataque, primero por el buen trabajo defensivo de Dallas y luego por la ansiedad de querer matar el partido. Con el partido en tablas Nowitzki tomó las responsabilidades en ataque, y no supieron pararle.

El resultado final es de 95 a 93 a favor de Dallas. Con la victoria empata la serie a 1 y tendrá ahora tres partidos seguidos en casa para ganar el campeonato. A nivel psicológico los jugadores salen muy reforzados, han remontado un marcador muy complicado y se han reencontrado con su mejor juego. Miami sin embargo, sale muy tocado de este partido, y seguramente saldrá a por todas en el primer partido que se juegue en Texas.

Aquí os dejo el vídeo resumen del partido:

    

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